miércoles, 3 de febrero de 2016

TENIA EL CULO INQUIETO



Sí, tenía el culo inquieto. Necesitaba salir y darme una vuelta. Me apetecía internetar y distraerme. Da gusto entrar aquí sin tener a las zorras o a los cabrones (el jefe de la zorra colombiana es un hombre, el de siempre, y el dueño del piso. Ya no hay más cabrones que yo recuerde) ahí en mi excasa o dónde quiera que estén. En cuanto a la colombiana, no comía en mi mano los últimos días, no sé por qué. Según me dijo la metían en la cárcel a mediados de mes. No sé. De cualquier manera no es justo ni agradable que se ponga borde y violenta con quien no tiene que hacerlo. En fin, allá ella, es su problema. No quiero que la encierren, pero que se quede en la calle en media hora cómo pretendía el dueño del piso, eso sí.  Ella y el perro. Por cabrona e hija de puta. Se lo merece. A ver dónde va. Ni pagando. Bueno, ya no hablo más de ella que es perder el tiempo. También, todo hay que decirlo, hablo de ella y de los que la rodean porque no tengo nada especial que contaros.

En casa estoy bien. Lo único la cama que no es muy allá, y el tabaco, que no quiero que me digan que huele. Y si abro la ventana tengo frío, y no es plan. De cualquier manera el problema del tabaco lo tendría en cualquier casa salvo en mi excasa que fumaban y podías fumarte tres cajetillas sin ventilar si querías. Lo uniquísimo que era bueno de allí.

Hablando de otra cosa. Cómo está el Eric Dane. No sé quien es, pero está para mojar pan. Dónde se esconderá tanto tío bueno. Yo no los he visto ni los veo nunca.

Bueno, pues una vez puestos al día de lo que me pasa, me despido. Un beso muy grande para todos. Os quiero. Hasta la vista. Ciao.

1 comentario:

Max dijo...

Por lo que dices no estás mal. Olvida el otro piso que solo te ha traído sinsabores y amargura, y hacia adelante. El tabaco, toréalo lo mejor que puedas.

Un beso. Max.